Es con la clase media, señor Presidente
El suplemento de páginas salmón de El País del pasado 24 de marzo, echó a perder el puente largo de San José en gran parte de España. El aguafiestas fue Miguel Ángel García Vega, periodista especializado en información económica, colaborador habitual en El País, en la sección negocios, quien ha causado impacto con sus informes sobre economía colaborativa y de seguimiento a los problemas de la economía mundial.
La preocupación no la ha causado la política. Al presidente Pedro Sánchez no le va mal, luego de los meses que ha ejercido el mandato, al cual llegó sin querer queriendo. Ha conectado con amplios sectores de opinión y ha logrado generar una impresión de seriedad y responsabilidad, atributos que no adornaron a los líderes socialistas de los últimos tiempos. La condición de político profesional y economista ha transmitido menor desconfianza, y el PSOE está de vuelta, aunque las coaliciones para conformar gobierno van a tener cualquier cosa, menos principios. La derecha muestra fatiga y cae en un radicalismo sin lucimiento, mientras la izquierda se fracciona según su tradición de apetitos personales disfrazados de diferencias ideológicas.
La inquietud, a punto de angustia, ha venido por cuenta de un informe de la Ocde, conocido desde el 2018, cuyo contenido hace foco en la crisis de la movilidad social y la pérdida de espacio de la clase media. Con un título bastante impreciso, el autor consiguió el efecto depresivo en la opinión general, y aún más en la ilustrada: ‘Hacia una sociedad de castas, la igualdad de oportunidades se queda en papel mojado’. La crisis rompió el ascensor social. El aumento de la desigualdad hace cada vez más difícil que los ciudadanos pasen a un nivel de renta superior.
El informe abunda en cifras y citas, de las cuales el autor infiere que la gran damnificada de la crisis española ha sido la clase media porque, al dejar de expandirse, condena a la clase baja a la parálisis; el 67 por ciento de los españoles quedará estancado en la pobreza, según la Ocde. En realidad se trata de una crisis de oportunidades que trae consigo la lumpenización de la sociedad, promoviendo la economía subterránea y el subempleo. Estando de visita en Águilas, uno de los centros mineros y de la llamada ‘huerta murciana’, patria chica del gran actor Paco Rabal, me puse en la tarea de ver cómo se expresaba el informe en su escasa referencia a Colombia, y viví una dura experiencia. La fiebre por el estudio de la evolución económica de los grupos intermedios y de las pymes nunca me ha abandonado, quise comparar la situación de nuestro país en esta materia y por supuesto, encontré dramáticas expresiones de desigualdad y pobre acceso a las oportunidades.
EL CASO DE COLOMBIA
En Colombia, hicimos un gran esfuerzo por llegar a la Ocde. No se trataba de practicar una suerte de arribismo nacional o de ingresar a un club de potentados. Estar en ese organismo nos permite recibir los beneficios de un monitoreo consistente de nuestro desempeño, acoger mejores pautas para la forja de políticas públicas y recibir cooperación de naciones exitosas en la construcción del desarrollo, la inclusión y la cohesión social.
La tarea me llegó justo en el periodo en el cual estoy celebrando 22 años de la publicación de mi ensayo La Hora de la Clase Media, en el cual me ocupé de conciliar la definición de esa categoría, recoger las diferentes aproximaciones, armar las agrupaciones estadísticas para el análisis y formular elementos estratégicos para el diseño de políticas públicas. Y por aquellos años los grupos intermedios ganaron espacio en lo político y en el escenario económico. Penosamente, el narcotráfico abonó la liberalización de la economía en paralelo con un proceso revaluacionista y la degradación del conflicto con sus secuelas de desplazamiento y parálisis de la inversión, dando al traste con los avances y produciendo la depredación del capital nacional no monopólico. Hoy, somos parte del grupo de punta de la Ocde en desigualdad y cargamos el farolito como los coleros en materia de movilidad social:
Si en España cuesta 120 años pasar de la clase baja a la media y en el promedio de los 36 países de Ocde toma 130 años, en el caso de Colombia el paso de la clase baja a la media, según ese organismo, requiere la vergonzosa cantidad de 330 años. Escalofriante. Por eso, el presidente Iván Duque se juega su suerte, que es la del país, en la capacidad de producir el conjunto de medidas que estimulen la movilidad social y fortalezcan los grupos intermedios en los planos económico, social, político y ciudadano. En mi reciente informe sobre ‘la lumpenización de la sociedad’, publicado en El Tiempo, incluí un juego de propuestas de políticas públicas. Quisiera enfatizar algunas de las mejores prácticas a nivel internacional para devolver dinamismo a la clase media y recuperar su fidelidad con el sistema democrático:
Monotributo y formalización automática para microempresarios y autónomos (cuentapropistas) http://www.portaldoemprendedor.gov.br
Asignar prioridad a la ampliación de cupos gratuitos en los sistemas de educación universitaria, técnica y tecnológica dentro del marco de los acuerdos suscritos entre el gobierno y el movimiento por la educación.
Apertura de los servicios de las cajas de compensación familiar a los autónomos y sus familias
Programa masivo de bilingüismo en radio, TV y Sena; incorporación de profesores extranjeros e intercambio con docentes colombianos de español como segunda lengua; implantación gradual y opcional del año 12 en secundaria para perfeccionar la segunda lengua, y plataformas de telefonía celular disponibles como las India, likvid.
En paralelo con el plan de mejoramiento de vivienda, desarrollo de un programa masivo de titulación fluida para ampliar la base de propietarios (Mejores prácticas en México y Turquía)
Implementación de pronto pago para todos los proveedores pymes en cadenas y grandes superficies, así como en pirámides industriales de subcontratación. La experiencia de Chile es buena, sus grandes superficies continúan creciendo y muchas pymes innovadoras desean codificarse.
Coletilla: a menudo estudiantes y lectores me preguntan porqué escogí como portada para mi libro sobre la clase media la fotografía de una cebolla cabezona. Es una abstracción paradigmática, les respondo, deseamos sustituir la sociedad piramidal con una cúspide minoritaria excluyente y una inmensa base de desposeídos, por una sociedad que tenga la forma de la cebolla, pequeños extremos de riqueza y pobreza y un gran bulbo de clase media como pilar de la estabilidad democrática y la paz. Pertenezco a los que no deseamos esperar 330 años para lograrlo.
Publicado abril 09 de 2019 en Portafolio
Foto por Pedro Szekely