Indonesia: un socio de alto potencial para Colombia
Ha llegado el momento de fortalecer las relaciones con el país musulmán más poblado del mundo. Casi 270 millones de consumidores nos esperan con su gran despliegue en tecnologías de información, su creciente industrialización y su deseo de acabar con el estereotipo de nación corrupta y de radicalismo islámico. Es la hora de atender las demandas en flores, cacao, banano y café, así como de captar promisorias inversiones en agronegocios y servicios de telefonía móvil.
Acaba de terminar el Ramadán en Indonesia. Es el Eid al-Fitr, la festividad que da comienzo al año religioso en el calendario islámico; ha terminado el ayuno, el alma está más limpia, el espíritu más liviano. Como en la Pascua de resurrección de los cristianos, se respira un aire de pureza. Por ello, durante la ceremonia que encabezan el presidente de esa país Joko Widodo y su gabinete, los hombres visten de blanco con su gorro cónico negro, el famoso peci, y las mujeres llevan su traje de velo, la mukena, entallado, largo y muy elegante. Las celebraciones duran cuando menos tres días, los niños reciben sus regalos y las familias se reúnen, por lo cual hay gran cantidad de viajes internos y se forman gigantescos trancones en las rutas que integran el enorme archipiélago de 17.508 islas. Son dramáticos los atascos entre las islas superpobladas, Java y Sumatra, en donde vive el 75 por ciento de la población, unos 200 millones de personas.
El fenómeno de la telefonía
De los países que formaron parte de los llamados Civets, Indonesia se ha venido perfilando como el más consistente: ha mantenido un crecimiento notable, superior al 5 por ciento anual en su producto; la renta per cápita se ha incrementado, ha logrado avances en la contención del terrorismo, su democracia luce más consolidada, su industria agrega cada vez más valor y se encadena globalmente, a la vez que el país se convierte en epicentro financiero e influyente miembro de Apec y Asean.
Tras la reelección del presidente Widodo con un margen de votos importante en su victoria, el sistema político se ha fortalecido. Jokowi, como suele llamarlo el pueblo, fue un fabricante de muebles, empresario, exportador, exitoso como alcalde de Solo y gobernador de Yakarta. Es el primer presidente de Indonesia que no viene de la élite política y, curiosamente, ha tomado de algún país latinoamericano la consigna de “trabajar, trabajar y trabajar”, a la vez que práctica el llamado blusukan, consistente en visitas televisadas a municipios pobres o barriadas donde habla con la gente y procura soluciones a los problemas.
Su ideario es socialdemócrata, y luego de su victoria con el Partido democrático de Indonesia-Lucha (PDI-P) intenta un entendimiento en el Legislativo con su antecesor, Susilo Bambang, primero amigo y luego rival, líder del Partido Democrático de Indonesia (PDI, a secas).
Lo que es evidente es que Jokovi –de 57 años y amplia sonrisa– ha obtenido notables resultados en una nación joven (29 años en promedio), ávida de un liderazgo renovador, convertida en uno de los líderes del internet móvil.
Efectivamente, de los 150 millones de usuarios de internet, el 95 por ciento operan la conexión desde sus teléfonos móviles. Un 60 por ciento de los adultos usan smartphones, y por ello el ciberactivismo ha jugado un importante papel en el acontecer político. Con una legión de nativos digitales y un 60 por ciento de la población por debajo de los 40 años, los indonesios de hoy son adictos a las redes sociales –hiperalienados, dice la crítica– al pasar 206 minutos al día en ellas, cifra que se compara con enorme ventaja frente al promedio global de 124 minutos; 76 por ciento de todos los usuarios de internet compran desde su teléfono celular, alcanzando la más alta tasa del comercio electrónico, por encima de cualquier país del mundo, dando una gran demostración de confianza, ubicándose por encima de China o Corea.
La hora de Colombia
Si el empresariado, los gremios, la academia y las instituciones de promoción abandonan la zona de confort, Colombia tendría un enorme potencial en su relación con Indonesia.
Nuestro recién nombrado embajador, joven con buen antecedente en su tarea consular en Oriente, dispone de un gran escenario. El ‘archipiélago digital’ está en ebullición. Allí están surgiendo los nuevos unicornios de la economía digital: Tokopedia (comercio electrónico), Traveloka (viajes y turismo). Claro, Indonesia tiene aún limitaciones en infraestructura, conectividad y velocidad digitales. Sí. Colombia, tomando las previsiones en defensa del interés público, y la nueva ley de telecomunicaciones, pendiente de conciliación entre Senado y Cámara y de la posterior sanción presidencial, podría ofrecer un magnífico horizonte para Indonesia, desatando un flujo de inversiones con beneficio recíproco.
Con casi tres veces el PIB colombiano y cinco veces el tamaño de nuestra población, Indonesia tiene un desarrollo corporativo notable. Sus grupos económicos miran con interés nuestro país, que aún no descubre el potencial pues solo ve las similitudes de las ofertas exportables.
Es el tiempo de acometer la gran tarea; países latinoamericanos con menor desarrollo relativo nos están tomando la delantera. Por si todo lo anterior fuera poco, los servicios también son escenarios de oportunidad para nuestra gente. Allí trabajan pilotos colombianos, grupos musicales y empresarios de la joyería y los cafés especiales.
El turismo ofrece igualmente posibilidades: Borobudur, los santuarios naturales y los templos, un plato de gado-gado y un satay, la magia de Bali, los mercados artesanales y la sonrisa permanente del pueblo nos esperan. Ellos se fascinan con nuestra hospitalidad, montañas, selvas y llanos, la riqueza cultural y diversidad biológica, nuestra música y la gastronomía colombiana. Iniciemos la nueva era de las relaciones: bienvenidos, selamat datang.
* Exembajador de Colombia en Indonesia
JUAN ALFREDO PINTO SAAVEDRA*
Publicado el 18 de Junio de 2019
ESPECIAL PARA EL TIEMPO