Resentimiento: el enemigo en el 2022

Un fantasma proyecta su difusa sombra y su influencia sobre nuestra frágil e imperfecta democracia a medida que se aproxima el 2022. Los extremos del espectro político impulsan, con sus métodos y proclamas, la turbiedad del ya proceloso cuerpo de agua electoral y los adictos a las redes huyen de los debates serios mientras siguen con cierto morbo las variadas expresiones de contaminación mediática que pretenden confundir a la ciudadanía la cual, según lo han expresado las mediciones confiables, está agotada de la oscilación polarizante y no se autocalifica como partidaria del sectarismo extremista.

La polarización y la fragmentación son formas elementales pero eficaces para debilitar el sistema democrático. Cargan una maleta de herramientas saturada de mentiras y provocaciones. Su prédica política se funda en el resentimiento, esa especie de ictericia de la política, la exacerbación de la ádeiocracia, el decaído sistema político de cascarón, vacío de alternativas de solución y lleno de figuracionismos artificiales y corruptos. Los discursos en las alas izquierda y derecha del radicalismo son huecos, infunden odio y miedo, destilan resentimiento.

La filosofía se ha ocupado del resentimiento en diferentes momentos de la historia. Fue Federico Nietzche, a quien mi hermano Germán, filósofo discrepante, llamara el ángel atormentado, quien se adentró en el estudio de algunas características del resentimiento. Para Nietzche, el resentimiento es una venganza imaginaria, moral y metafísica. Consiste en la inversión de los valores sustentados por otros. Ana Escríbar Wicks, una de las mejores estudiosas del hombre que aún hoy nos produce desconcierto por su capacidad para descifrar amor y picardía, afirmó: “El resentimiento, desde la perspectiva “nietzscheana”, podría entenderse como una rebelión frente a lo que es, de parte de quienes son incapaces de mirarlo cara a cara y su resultado inevitable sería la escición entre pensamiento y ser”. La filosofía política ha categorizado el resentimiento como una forma vulgar del ejercicio político.

En política, el resentido desprecia la democracia, lleva su dictadorzuelo adentro, comanda su bacrincita de las palabras, deja ver su traquetico, su guerrillo, aprecia la democracia como un medio pero no la abraza esencialmente y, por el contrario, la fustiga, la maltrata y promueve su desprestigio con actos de poder o de contrapoder.

Si el resentido está en el poder siembra el miedo al opuesto, se declara hijo de la legitimidad democrática a lo Maduro o a lo Bolsonaro, pero en la práctica es dictador como cualquier tirano ultra reaccionario. Si el resentido está en la extrema oposición, siembra el odio y hace de su pregón un discurso que enardece masas y lo consagra como el salvador, el justiciero, una perorata repetitiva de su autoreferenciación.

Por eso, en 2022 será preciso desenmascarar a los resentidos, a los sembradores de odio y miedo y rodear líderes con capacidad que no respondan a cada provocación. No necesitamos vengadores de ninguna de las extremas, ya basta. Lo dijo Zarazushtra, a quien los griegos llamaban Zoroaster, Zaratustra a partir de Nietzche: “la esperanza más elevada es que el hombre sea liberado de la venganza”.

Publicado en La Linea del Medio el 9 de Abril de 2021

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Diego Junca