Minuto histórico para la concertación
Si el replanteamiento por parte del Presidente de la República, Iván Duque, y el entendimiento político acerca de la impostergable necesidad de un reajuste fiscal que reduzca beneficios y exenciones a la vez que asegure la permanencia y profundización de las compensaciones sociales, son todos reales, la carta de la coalición de la esperanza es una buena propuesta de aglutinación y convergencia.
La Nación espera del Primer Mandatario, y de los líderes políticos, un conjunto de actuaciones que desborden los intereses personales o partidistas y contribuyan a restablecer la confianza ciudadana, detener la ola de violencia, recuperar la vigencia de los derechos humanos para todos y alcanzar el acuerdo mínimo requerido para tramitar en forma expedita los ajustes legales que permitan atender la crisis social, facilitar el combate contra la pandemia, acelerar el plan de vacunación y sortear con patriotismo la crítica coyuntura sanitaria y de orden público.
Si comprendemos la gravedad de la situación, exacerbar el contagio, comprometer la gobernabilidad, propiciar el desabastecimiento y arriesgar el predominio del conjunto institucional, serían la mayor irresponsabilidad colectiva.
El Gobierno no puede precipitarse en la dinámica anarquía-represión cuando se impone la dupla institucionalidad y concertación.
La misiva en comento propone acordar un Plan de Emergencia Social con Renta Básica de Emergencia, extensión y ampliación del PAEF (llegar a las microempresas en vía de formalización es vital), e implementar la matrícula cero, tres propósitos que el propio Presidente de la República formuló como las iniciativas fuertes de la siniestrada reforma en los impuestos.
La carta puntualiza el contenido de una reforma factible e inmediata al recoger propuestas de diferentes sectores sociales. La lista es corta:
-Postergar descuento de ICA . En verdad sería mejor eliminar tal gabela.
-Aplazar reducciones en tarifa de renta a empresas.
-Colocar el impuesto al patrimonio para niveles superiores a $5.000 millones.
-IVA a consumo de lujo, control al gasto y evasión.
-Aplazar la devolución del IVA por compra de bienes de capital.
-Eliminar los días sin IVA.
Añadiría, de mi cosecha, el IVA a las bebidas azucaradas y energizantes.
El quid de los movimientos sociales es encontrar una salida que represente avances y logros concretos para la ciudadanía.
Si fraguamos un acuerdo político, si los líderes lo capitalizan en favor de la República, aún podemos terminar el año con un crecimiento razonable, la población vacunada y un clima de ulteriores acuerdos en medio de un debate electoral sano. Si permitimos el predominio de las pasiones y el laboratorio de mezquindades, Colombia saldrá perdedora.
Publicado en Portafolio el 6 de Mayo de 2021
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