India y Australia: hacia un ciclo de armonía estratégica

Las relaciones entre China y Australia tuvieron expresiones significativas de avance durante los primeros lustros de esta centuria. En 2014, los dos países suscribieron un Acuerdo Integral de Asociación Estratégica. Las cifras del intercambio económico evolucionaron positivamente y en sucesivas cumbres las declaraciones suscritas por los dos países daban cuenta de un ejercicio creciente. Con menos entusiasmo en lo declarativo, la evolución de las relaciones económicas entre China e India, dadas las escalas de sus estructuras productivas, ofrecían indicadores de gran magnitud y crecimiento anual.

No pretende esta breve nota hacer un análisis minucioso de todas las manifestaciones de China que han venido configurando una proyección diferente de su política exterior. Aunque cada vez más lejos de los postulados del marxismo leninismo, las autoridades chinas conocen muy bien la teoría del desarrollo de las fuerzas productivas y saben que el empoderamiento de una economía transforma de manera creciente sus relaciones internacionales pues una nación poderosa necesita asegurar la provisión de materiales e insumos para su aparato productivo y, en paralelo, acceder a mercados de periferia y pretender el alcance de posiciones dominantes al interior de tales mercados. En tiempos modernos, ello también involucra el tomar control de los corredores económicos en los distintos planos de la infraestructura funcional y de la logística, así como de espacios en las diferentes estructuras financieras a escala global, todo ello emulando con otras naciones poderosas en cuanto al desarrollo científico y tecnológico en todos los campos del conocimiento.

Las naciones más poderosas, con independencia de los discursos políticos fundacionales y de las ideologías que se van ajustando a las realidades de la economía y del poder, poseen aparatos militares complejos, desarrollan estrategias en la geopolítica, inciden en procesos migratorios y tienen poblaciones migrantes de significación, a la vez que no escatiman esfuerzos por consolidar sus dominios territoriales, ejercer el liderazgo en sus regiones de influencia y manejar las diferentes formas de la diplomacia en los espacios bilaterales y multilaterales.

La historia, con sus variadas versiones y narrativas que van ofreciendo con el tiempo planos de clarificación, dará cuenta en el futuro de los sucesos y diferencias en Doklam, ahí en el microcosmos butanés; de los incidentes de 2020 en Ladakh Oriental; de la manera como se diriman las diferencias de los espacios marinos con Japón o las disputas en el mar del sur de China, de las aspiraciones por el control del Himalaya, de las influencias regionales en el centro del Asia con sus etno-nacionalismos, de las minorías  en países como Myanmar; del trazo socio político de la franja y la ruta y de los complejos procesos de Xinjiang, Hong Kong y claro, de los asuntos de Taiwán y de la reunificación coreana. Esa misma historia hará reconocimiento de los logros de China en su progreso material, de la transformación de la vida de cientos de millones de sus ciudadanos, de la utilización inteligente de la laboriosidad incomparable de su pueblo y de su presencia aportante en muchos aspectos de la vida cotidiana en el planeta.

Lo cierto es que en el proceso de alineaciones multiformes que observaremos en este ciclo de guerra fría 2.0, India que se explica por sí misma con su enorme peso específico y su demografía, y Australia, con su confesa cercanía a los Estados Unidos, han ido encontrando su propia convergencia.

Las diferencias entre China y Australia tornáronse evidentes cuando Camberra vetó la red 5G de Huawei en 2018 y evolucionaron de mal en peor cuando Australia se unió a las voces internacionales que solicitaron la investigación sobre los orígenes del Covid- 19 en 2020. Finalizando ese año, ya era perceptible el malestar de Beijing que hizo efectivas restricciones en las importaciones de productos importantes en la canasta exportadora australiana como carbón, cebada, carne, cobre, azúcar, vino y madera. La respuesta australiana fue la participación en el proceso de fortalecimiento del Diálogo sobre Seguridad Cuadrilateral QUAD – la remozada alianza entre India, Estados Unidos, Japón y Australia – y, en abril de 2021, su Secretario de Interior Mike Pezullo declaró que, ante la preocupación por el ascenso de contradicciones entre China y Estados Unidos, Australia firmaría una alianza en materia de seguridad con Estados Unidos y el Reino Unido en septiembre, ahora conocida como AUKUS.

La aproximación entre Australia e India cobró gran dinamismo durante el último año y encontró un punto de significación en la reciente visita del ministro indio de asuntos exteriores S. Jaishankar’s que marca el inicio de una nueva fase en la relación entre los dos países. Aunque la geografía muestra una gran distancia física entre Australia e India, Camberra reconoce el enorme potencial y dinamismo de la economía india y de su mercado. A su vez, India comprende que, aunque Australia cuente apenas con 25 millones de habitantes, es un país muy rico, con un PIB nominal de 1.6 trillones de dólares, casi tanto como el producto de Rusia.

Indios y australianos no ocultan sus intereses convergentes por jugar conjuntamente un papel protagónico en el océano Índico. Esta nueva aproximación cambia el relato histórico que incluye incidentes sobre ensayos nucleares y cierta resistencia de Sídney en la primera fase del QUAD.

Entre India, China y Australia seguirán existiendo relaciones significativas en su magnitud y alcances, pero hay un quiebre preferencial. India y Australia están arrancando un ciclo integral de armonía estratégica y largo plazo. Son múltiples las esferas de integración: vacunas, cambio climático, y tecnologías emergentes bajo impulso de QUAD. Aproximaciones conjuntas con Japón, fortalecimiento de nexos con ASEAN y su líder Indonesia. Gran impulso a las relaciones comerciales. Y, en el frente educativo, gracias a la mutua condición angloparlante que ha movilizado 115 mil estudiantes indios hacia Australia durante los últimos tres lustros, en el ciclo posCovid, bajo modalidades mixtas virtual-presencial, las cifras pueden crecer exponencialmente. Vamos a presenciar una gran dinámica comercial y de inversiones industriales y en el sector primario, con alto beneficio recíproco, notable colaboración en tecnologías de comunicación y todas sus variantes, alta integración entre Bollywood y el cinema australiano. Australia e India pueden ofrecer al mundo claras líneas de innovación social, armonía intercultural, paz social y desarrollo inclusivo. Saber aprovechar esa dinámica intercontinental es tarea para el próximo gobierno de Colombia y para la Alianza del Pacífico con un enfoque plural de inteligencia diplomática avanzada.

Diego Junca