Letalidad por el covid 19 en la mipyme
Doña Doris tiene una empresa pequeña de confecciones. Desde hace 27 años hizo su tránsito de la modistería hacia la manufactura en dos líneas en las cuales logró acreditar su diseño: las blusas y las pijamas femeninas. Su taller, dotado tecnológica y organizacionalmente en el barrio San Felipe, cuenta hoy con 15 operarias en planta, cinco en ornamentos, acabados, calidad y almacén, y otros seis en lo administrativo, comercial y servicios generales.
Doris diseña asistida por una estudiante de la Escuela Arturo Tejada. La subgerencia administrativa, financiera y contable está a cargo de Jorge Iván, hijo de Doris y Adriana, la hija, es la subgerente comercial, a cargo del punto de venta directa y de dos vendedores.
En síntesis, Doña Doris tiene 26 empleados, cuarenta por ciento de ellos tiene vivienda propia, reciben prestaciones de ley y gracias a la empresa Doris ha podido educar a sus hijos y vivir confortablemente.
Fuera de la venta directa o vía comercio electrónico, los 115 clientes son boutiques y almacenes localizados en centros o zonas comerciales. Los vendedores visitan almacenes de ciudades intermedias y negocios para los cuales elaboran prendas con marquilla particular. La población objetivo del negocio es clase media alta urbana. La empresa no exporta directamente pero tiene 5 clientes en Panamá, Costa Rica, Guatemala y Puerto Rico.
Venía bien, hasta que llegó el coronavirus. Se detuvo la producción, en una semana bajó de 280 unidadespor día a 40 y luego vino el cierre obligado. No hay ventas ni recaudo de cartera, el personal quedó con contratos suspendidos por acuerdo y vacaciones, los costos de la operación mensual son de 106 millones de pesos sin incluir los salarios del equipo directivo. Hay deudas bancarias, créditos de proveedores e impuestos por pagar.
A Doña Doris no le calza el conjunto de medidas de apoyo. “Los bancos me ofrecen correr los abonos pero siguen causando intereses, nadie sabe esto cuánto dura porque la reanimación no es inmediata y la economía entró en receso, yo no quiero endeudarme así.
Si el Fondo de Garantías me avala en el 80% y mañana me cuelgo, vienen contra mi patrimonio familiar y con lo que recojan, del 20% a mi cargo, abonan primero a intereses y luego a capital.
Si quieren salvar el trabajo necesitamos un esfuerzo conjunto:
Los trabajadores aceptar una menor remuneración durante el cese, nosotros como empresarios aplicar nuestro ahorro a las obligaciones con terceros e impuestos con pago diferido, los créditos deben pactar unos intereses equivalentes a la inflación para que podamos tener capital de trabajo y sería mejor que el gobierno negociara la manera de atender los parafiscales cubriendo una porción de ellos con base en nuestras planillas.
Esto hay que hacerlo también con la mipyme comercial y los bancos deberían abrir créditos por libranza y compras con tarjeta de crédito a una sola cuota que se pague a los 60 días sin intereses.
Riesgo alto? No, el banco tiene pagarés en blanco desde que expide las tarjetas y puede monitorear a cada uno de sus clientes colocando lo que mi hijo llama un stop loss. Riesgo el nuestro, perder una vida de esfuerzo y cederle los activos a la banca. Eso si es riesgo”.
Publicado en Portafolio el 22 de abril de 2020
https://www.portafolio.co/opinion/otros-columnistas-1/letalidad-por-el-covid-19-en-la-mipyme-juan-alfredo-pinto-540163