Turismo: no al certificado de defunción
El impacto del covid 19 contra el turismo ha sido violento. Un golpe inclemente desde el pequeño poblado hasta la gran metrópoli, desde el hostal familiar hasta el hotel de 5 estrellas, desde el taxi hasta los autobuses especiales, desde la renta colaborativa de inmuebles hasta el turismo sostenible de parques nacionales, desde la guianza de atractivos hasta el turismo cultural experto, desde los coches de tiro hasta los aviones de cabina ancha y cruceros, desde la palenquera hasta el restaurante con estrella Michelin, en fin, no deja títere con cabeza y tiene una sola virtud, genera una gran oportunidad para la reconversión del sector hacia una configuración sostenible, no erosiva de las identidades y merecedora de la gratitud social por su extraordinario aporte al empleo.
El turismo necesita un replanteamiento estratégico, no un certificado de defunción. Hablamos de una contribución del 3.8% del PIB, de 8.500 hoteles y 15.000 formas variadas de alojamiento, de 110mil empleos directos y 340mil indirectos para un total de 450mil. Si la ocupación en alojamiento cae por debajo del 40% se pierde el punto de equilibrio. Qué decir de este momento cuando es menor al 5%. Es penoso, siendo viceministro de desarrollo tuve a mi cargo la política sectorial, promulgamos el documento de política "Turismo para una Sociedad que Busca la Paz" 1999/2000. Luchábamos por alcanzar la meta de un millón de visitantes en condiciones muy adversas. Con la reducción del terrorismo y la recuperación del control del territorio y las vías, el sector comenzó a crecer en lo doméstico. Pero fueron la firma del acuerdo de paz y certeros incentivos, los que produjeron el salto en visitantes internacionales hasta llegar a los 4.5 millones de extranjeros.
Los países líderes del turismo mundial han iniciado la preparación concertada de reformas para el renacimiento: adiós a los bailes de gran salón, hasta siempre a los buffet, no más spas en penumbra o jacuzzis múltiples, servicios de bienestar al aire libre o en toldillos, proveeduría interna y no en cadenas internacionales de suministro. Y lo más importante, responsabilidad ambiental y sanitaria, la industria sin chimeneas idealizada durante la sociedad industrial terminó por ser altamente depredadora en el ciclo post industrial. Y llegó la hora del cambio para la gradual activación. Hoteles y compañías de transporte requieren una certificación sanitaria y ambiental. La clave es la restitución de la confianza entre los ciudadanos. Distanciamiento y separación en los servicios de mesa y bar son fundamentales. Por eso saludamos el Certificado que acaba de lanzar COTELCO, enhorabuena con un presidente experimentado y experto. Y en cuanto a prácticas para el renacimiento, Turquía con su crecimiento del 100% en cinco años y 52 millones de visitantes, puede servirnos de referencia: Máxima ocupación 60%, control de temperatura y desinfección corporal, 12 horas de ventilación por habitación, control de aglomeración en lobbies y economía circular. Hora de preparar un renacimiento.
Publicado en Portafolio el 14 de Mayo de 2020
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