Azerbaiyán, un país que los Nobel y los Rothschild han sabido valorar

Azerbaiyán y Colombia elevaron el estatus de sus relaciones a partir del establecimiento de misiones diplomáticas en 2014. Una correcta decisión por tratarse de la economía de mayor envergadura entre las de los tres países que integran el Cáucaso Sur: Azerbaiyán, Georgia y Armenia. La región del Cáucaso es un conjunto etnográfico y territorial abundante en recursos, historia y cultura.

La relación económica y cultural con Colombia tiende a crecer gracias a tareas como la del Centro de Estudios sobre Turquía y el Cáucaso, establecido hace dos años por la Universidad Externado de Colombia, la cual ya suscribió el primer acuerdo interuniversitario con ADA University de Bakú, la capital de Azerbaiyán.

Bakú es la metrópoli más importante del Cáucaso y la más moderna. Ha sido desde sus orígenes una urbe de hitos arquitectónicos. Al llegar, recibimos el impacto de un aeropuerto vanguardista cuya ornamentación integra al concreto y al metal, materiales como la madera y los textiles, módulos en forma de capullos con cafeterías y almacenes que dan al terminal aéreo un aire inesperado de hospitalidad y familiaridad.

Descubrimos en el camino hacia el centro histórico, aún en barrios residenciales, cabezas de perforación petrolera todavía en movimiento que dan cuenta de la importancia de los combustibles fósiles en la vida del país y en su economía en transición. Luego, llegaremos al casco viejo, Patrimonio de la Humanidad, con su Torre de la Doncella y el Palacio de los Shirvanshahs.

Entonces comenzamos a entender por qué Azerbaiyán ha sido objeto de anhelada posesión por grandes poderes y familias interesadas en activos internacionales, como los Nobel y los Rothschild. Las invasiones y presencias de civilizaciones históricas hacen de Bakú la joya al borde del Caspio, un agregado de al menos tres ciudades en una: la antigua Bakú, la del período soviético y la moderna urbe deslumbrante.

Dos manifestaciones contemporáneas de arquitectura disruptiva colocan a la capital azerí en el itinerario urbano de la posmodernidad: la primera, el Centro Cultural Heydar Aliyev diseñado por Zaha Hadid, genio iraquí de la arquitectura, 57.513 metros cuadrados de una construcción ondulante que nos habla de duración e infinito, de pasado y futuro, funcional y fascinante, primer centro cultural contemporáneo, una maravilla experiencial con recintos inimitables, con múltiples puntos de perspectiva y geometría fragmentada, creada para la inmortalidad por la primera mujer ganadora del Premio Pritzker, a quien se la conoce como la arquitecta que lo cambió todo.

La segunda, el conjunto de las Torres de Llama, los tres rascacielos con formas de fuego que parecen avivarse con los vientos del Caspio, con una iluminación colorida y cambiante que recuerda la energía de la nación y su determinación. Creaciones del Taller de Arquitectos HOK, constituyen referencia obligada en la construcción antisísmica de formas no imaginadas y se han convertido en símbolo de la ciudad en el mundo y en el faro para sus ciudadanos y visitantes.

A solo 60 kilómetros de Bakú, encontramos el Parque Nacional de Gobustán, el lugar más antiguo del país, una de las primeras residencias del ser humano y uno de los sitios donde comienza la historia.

Al acercarnos, encontramos una zona casi desértica, un paisaje lunar. En este santuario de la arqueología, más de seis mil grabados en piedra, desafían nuestra capacidad de concentración visual. Dibujados en las montañas Boyukdash, Kichikdagh y Jingirdagh nos muestran las expresiones de la vida diaria a través de los siglos.

Las cuevas en estos montes son, sin la menor duda, un conjunto que está entre los primeros asentamientos. Escenas de caza, alimentos, el baile, los objetos, muchos animales y figuras humanas que crean una ruta del tiempo sociológico. Un pequeño museo circular nos permite viajar en el crono por los hitos, desde la prehistoria hasta nuestros días.

Entre los objetos extraños hallados en Gobustán, Patrimonio de la Humanidad, está un instrumento musical especial llamado Gaval Dash. Una roca voluminosa que produce al golpearla una sonoridad especial que se integró en la rítmica tradicional azerbaiyana, “pandereta de piedra” que anima variadas expresiones de danza recreadas en los dibujos.

En la región, declarada Parque Nacional y reserva histórica y arqueológica, hay múltiples lugares para la observación de petroglifos y un valle de minivolcanes de lodo. La geografía es áspera, al fin y al cabo, Gobustán significa, “tierra de barrancos”.

Los dibujos datan de la época mesolítica y abarcan un gran período desde el siglo X antes de nuestra era hasta la Edad Media. Los romanos estuvieron allí, en la montaña Boyukdash. Totalmente legible, una inscripción latina del siglo I menciona al emperador Domiciano.

Las cuevas nos maravillan con los dibujos, pero nos permiten intuir aspectos de la vida cotidiana y reconocer formas alimentarias y recreativas. En una ruta inferior a cien kilómetros podremos apreciar los hitos urbanos que deja la acumulación de riqueza entre los azeríes y también las poderosas raíces de su historia. Una gran lección ese reencuentro entre los tiempos. En esta loca obsesión por lo novedoso que es muy diferente a la innovación meritoria, explorar el pasado universal nos sirve para escapar de nuestra propia aceleración obsolescente.

Tendremos un remate feliz visitando el legado artístico y cultural del Museo de la Alfombra en Bakú, una colección incomparable de tapetes, incluidas manifestaciones cabalmente innovadoras, comenzando por la vanguardista arquitectura del edificio en forma de tapete enrollado. Qué grato apreciar una de las expresiones más arraigadas de la tradición en un espacio que nos traslada sin rubor por todas las épocas.

Las perspectivas de negocio con Colombia

La economía de Azerbaiyán es ampliamente dependiente de las exportaciones de hidrocarburos. No obstante, a raíz de la caída de los precios del petróleo en 2014, la cual dio al traste con un ciclo de crecimiento, el país inició un singular proceso de ajuste.

El derrumbe de los precios y su volatilidad durante el último quinquenio generaron cierto grado de inestabilidad en el desempeño económico afectando sectores como la construcción y la infraestructura, causando la devaluación de la moneda, el Manat azerbaiyano, que hoy se cotiza a una tasa de 1,70 por dólar americano.

Lo que hace interesante el manejo económico del presente es la visión pragmática con la que se orienta, la cual podría resumirse en el aserto: mientras diversificamos, continuaremos mejorando nuestra producción de hidrocarburos. Los líderes saben del cambio inexorable en la matriz energética y trabajan sobre el particular. Empero, comprenden que tal cambio como la adecuación hacia una economía diversa con mayor equilibrio intersectorial toman un tiempo que ha de servir para expandir y consolidar mercados en los cuales se puede tener ventaja dentro del ciclo transicional. En colaboración con Georgia y con Turquía, han tomado curso proyectos de exportación y transporte para llegar a mercados internacionales, especialmente con la producción gasífera.

La diversificación se orienta a sectores como el agrícola, con la mira en los mercados del golfo Pérsico. También forman parte de la estrategia los vínculos con Turquía y Turkmenistán. El país quiere aprovechar su posición geográfica entre el Cáucaso y el Caspio y allí surgen las posibilidades en los sectores logístico y de turismo.

Desde la perspectiva colombiana viene avanzando un programa de cooperación y negocios a partir del cultivo de la granada, mientras se advierten oportunidades en el turismo y el sector gasífero. Gracias al vuelo directo entre Bogotá y Estambul, así como al puente aéreo entre Estambul y Bakú, la conectividad ha mejorado notablemente. No es un mercado marginal tanto en bienes como en servicios y para la captación de inversión. 

Diez millones de ciudadanos, posición 25 en el ranking de Doing Business y un PIB per cápita rondando los US$ 5.000, permiten afirmar que las relaciones bilaterales tienen espacio para expandirse. Desde luego, una solución definitiva al conflicto de Nagorno Karabaj y la mejora en las relaciones con Armenia tendrían repercusiones positivas en el ámbito económico, aumentando la inversión en infraestructura y disminuyendo el gasto militar.

Publicado en El Tiempo el 22 de Agosto de 2021

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Diego Junca