Lo que Dios unió, que la ideología lo separe
Un enorme dragón tan agresivo y depredador como el de Komodo en Indonesia recorre actualmente los continentes causando rupturas en las relaciones de pareja, en las familias y comunidades, así como en las propias organizaciones políticas: es el lagarto de la polarización política.
El fenómeno global tiende a exacerbarse en este 2024, cuando literalmente medio mundo saldrá a votar en las elecciones presidenciales de sus respectivos países. Efectivamente, más de 4.000 millones de personas tomarán parte en los comicios. Países importantes tanto en la geopolítica como en la demografía tales como India, Indonesia, Bangladés, Rusia y México desarrollan o han llevado a cabo certámenes electorales. Asimismo, la Unión Europea celebrará elecciones parlamentarias en junio.
Y particular importancia revisten las elecciones del 5 de noviembre en Estados Unidos, donde la tendencia hacia los polos del bipartidismo va a correr en paralelo con la circunstancia de una alta severidad en el lenguaje entre líderes políticos de edad avanzada.
La mayor parte de los expertos de las ciencias sociales señalan a la polarización como un elemento que en sus primeros pasos dentro de la esfera política y sociológica alienta el debate político; no obstante, la literatura abunda en estudios y valoraciones que analizan cómo la radicalización del fenómeno termina en la degradación del debate público y en su extensión hacia planos de agresión, estigmatización y disolución social que perturban los ámbitos familiares, urbanos y laborales.
La profesora Naomi Cahn, distinguida académica en la Universidad de Virginia y en la Universidad George Washington, especialista en Derecho Familiar, señala cómo a pesar de que las diferencias de religión o de raza eran tradicionalmente motivo para la ruptura en algunas relaciones o, en ciertos casos, para no iniciar una relación, durante la última década la política se ha convertido en un tema aún más divisivo de lo que era.
En un informe especial de Yeny García para La Voz de América se afirma: “Una encuesta del portal de citas Match.com encontró que en 2015 más de tres cuartas partes de los solteros que usaban el sitio para encontrar el amor aseguraron estar dispuestos a salir con alguien de otro partido diferente del suyo. En 2022 la misma pesquisa demostró que esa cifra se redujo a la mitad”. Es un gran cambio en siete años, según la opinión de la doctora Cahn, autora del libro Familias rojas versus familias azules.
Asimismo, investigaciones demuestran cómo en 2017 alrededor del 10 por ciento de los estadounidenses informaron haber terminado una relación amorosa porque su pareja tenía una visión política diferente. Ciertamente, durante la última década en buena parte del escenario internacional ha ocurrido un aumento significativo en la ausencia de voluntad para involucrarse con una persona del otro lado del espectro político.
Albert Molins Renter, escritor y gastrónomo, pregona que la discusión política puede y quizás debe sustraerse de la sobremesa familiar dominical, pero recomienda, si ello no es posible, acordar de entrada reglas sobre el respeto en la diferencia. En su esfuerzo por preservar la atmósfera fraterna en la mesa bajo su máxima según la cual “cocinar nos hace más libres”, abordando el asunto de la ideología y las parejas cita al profesor de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid Alfredo Rodríguez, cuando afirma: “La idea popular de que los polos opuestos se atraen no se sustenta en la evidencia empírica. En general, la mayoría de los estudios muestran cómo las parejas que se mantienen a lo largo del tiempo tienden a ser similares en inteligencia, atractivo físico, nivel educativo y estatus socioeconómico. Por lo tanto, un escenario como este tiene pocas posibilidades de triunfo”.
Gemma Tió, psicóloga experta en parejas de la firma Coincidence, da testimonio de los cambios, ya que su compañía busca presentar personas parecidas a nivel tanto cultural como social: “Preguntamos más sobre ideología y política que antes, ya que son aspectos que se han vuelto –en algunos casos– rasgos identificativos de la personalidad”.
Si bien no se ha hecho una investigación con extensa cobertura, la cual permitiría una inferencia de alcance nacional sobre fractura o afectación de la relación de pareja como consecuencia de la polarización política, hay una constatación empírica entre profesionales que trabajan en terapia de pareja y sobre grupos de apoyo para parejas con dificultades, la cual reporta incrementos en el número e intensidad de los conflictos conyugales e intrafamiliares atribuibles total o parcialmente a diferencias de percepción y apreciación sobre la situación de honda división política que afronta la sociedad.
Como la agudización de la tendencia a la polarización política es evidente, es necesario retomar los trabajos académicos sobre este fenómeno realizados por diversos grupos de investigación y organizaciones no gubernamentales, tales como los estudios del profesor Juan David Villa Gómez, que examinan las relaciones familiares, la polarización y las barreras psicosociales para la paz, y los estudios y metodologías formulados por la Fundación Prolongar sobre reconciliación comunitaria y convivencia, acciones contra la discriminación y contra manifestaciones culturales de clasismo y exclusión.
De los diálogos con especialistas se puede formular el aserto según el cual la comunión sobre valores ha de estar por encima de las preferencias políticas y de las cargas ideológicas: democracia, humanidad, derechos, patrimonio natural, crianza integran los elementos fundamentales de la cohesión familiar por su trascendencia y condición aglutinante.
En un contexto social más amplio, el asunto de la coincidencia acerca de la axiología sobre planos fundamentales aplica también para los círculos de amigos. Podemos integrarnos con personas con ideas diversas y que voten por opciones diferentes a las nuestras. Empero, en general, las personas no tienen amigos que tengan valores significativos diferentes.
Marina Castro (Girona), prestigiosa psicóloga de pareja, refiere la armonía a cinco pilares vertebrados para la buena marcha de la pareja por encima de las coyunturas propias del acontecer político y sus cargas ideologistas: la amistad, el sexo, el amor, el cuidado, el pilar de los socios que nos habla del esfuerzo colaborativo y convergente en la prospectiva económica integradora. Y estos valores, tanto en lo filosófico como en la práctica vital son muy superiores a los que atañen a las temporales formas de la bisutería del poder, una esfera inferior y opaca la alta política.
En el plano de la ciencia política hay copioso material de referencia en el ejercicio académico en los campos del análisis político aplicado, la comunicación política, las dinámicas emocionales intergrupales y desde las teorías de la interacción en redes sociales. Me ha parecido bastante útil el trabajo del profesor de Murcia José Miguel Rojo-Martínez, quien, junto a su colega Ismael Crespo-Martínez, hizo una revisión teórica sobre la polarización afectiva publicada bajo el título ‘Lo político como algo personal’.
De acuerdo con su caracterización del fenómeno, se presenta un debate sobre las dimensiones distintivas de la polarización afectiva, una polarización política con efectos no políticos, y sobre las hipótesis que nos facilitarían la comprensión de su aparición, desde la perspectiva de las masas, las élites y el ecosistema mediático.
Particularmente se enfrenta la posibilidad de que la radicalización ideológica se sitúe como origen de esta polarización emocional o que, por el contrario, sin estar tan alejados en las ideas, sea la constitución de las identidades políticas como identidades sociales lo que provoque una sensación perceptiva de falsa polarización que induzca mayor animosidad entre los partidarios de los grupos en conflicto.
Lo que resulta evidente es que la polarización política es una gran trampa que literalmente roba tiempo histórico a la tarea del desarrollo y a la convergencia nacional.
Tanto la reflexión desde la ciencia política como la experiencia histórica nos indican que en estos procesos de división en las sociedades pierde toda la nación.
Publicado en El tiempo el 19 de Mayo https://www.eltiempo.com/politica/partidos-politicos/lo-que-dios-unio-que-la-ideologia-lo-separe-3343993