Apertura económica, matizada por una combinación diabólica: Ex embajador

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El analista sostuvo que de cara a recuperar el dinamismo en la economía, Colombia debe estrechar relaciones y vínculos comerciales con Asia, la gran opción para retomar exportaciones y ganar mercados.

En Colombia se habla mucho de libre comercio, de integración y prosperidad sobre la base de insertar la economía nacional al mundo y permitir que el mundo le venda al país, pero existen unos reparos porque se hicieron unos tratados de libre comercio que para algunos fueron importantes y para otros el total desastre por la manera en la que se negoció y más allá de todo, lo que el país concedió o entregó.

Durante décadas, y largas ellas, Colombia pensó que la economía existía única y exclusivamente en Estados Unidos y Venezuela, el primero por su remoquete de potencia económica y el segundo por la condición de socio natural, dueño de la riqueza petrolera de América Latina, jugador importante en la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP. No en vano las exportaciones al vecino país dejaron importantes reductos, a tal punto que el último cheque que giró Caracas superó los 7.000 millones de dólares.

El confort era total, el conformismo campeaba y tras una iniciativa que hablaba de negociar de igual a igual, Colombia terminó, posiblemente, entregando mucho más de lo que debía. La gente pensaba que el libre comercio impulsaría las empresas y el campo por la facilidad para adquirir bienes de capital, tecnología y maquinaria, pero el tema se redujo a poner en bandeja de plata el campo, la salud, y la producción nacional pues no en vano se habla de muchas empresas liquidadas, otras quebradas y las pocas que quedan con el tanque de oxígeno. En síntesis un tremendo lío porque las importaciones desde 1991 reemplazaron la mano de obra y convirtieron la ruralidad promisoria en un verde y asolado camposanto.

 “Tomates papa, cebolla, leche, derivados lácteos, café, maíz, grasas, aceites, frutas, pescado, carnes, cacao, legumbres, harinas, azúcar, alimentos de primera necesidad y única renta del sector primario”, brille para ellos la luz perpetua.

Como si fuera poco, mientras Chile, México y otros países en la región daban el salto de calidad con la Cuenca del Pacífico haciendo apertura de mercados en Asia y cautivando al lejano oriente, Colombia dudaba y pensaba si era o no importante llegar a esa ruta trascendental que no solo era de buen recaudo, mirando la historia, para el veneciano Marco Polo, para el bárbaro huno, Gengis Kan o para el Mismo Alejandro Magno entre tantos visionarios.

El tema no se quedó siglos atrás con las colonias inglesas, portuguesas, holandesas y españolas que hicieron de la ruta de la seda, como lo hizo el imperio romano y otros, una pertenencia y un fortín económico y social.

Los años pasaron y mostraron el acelerado desarrollo de las economías asiáticas que fueron repuntando hasta volverse propietarias de la manufactura, de la innovación, las materias primas, del desarrollo y desde luego, de las oportunidades, pero eso lo vio Colombia cuando ya todos estaban montados en el barco periplo oriente.

En charla con Diariolaeconomia.com, el ex embajador en India, escritor y economista, Juan Alfredo Pinto Saavedra, aseguró que viendo varias aristas puede decirse que a Colombia le quedó grande el libre comercio, entre otras cosas porque se cometieron varios errores que hoy pesan muchísimo porque en principio se abrió la economía de manera paralela con un proceso de revaluación que pasó una factura muy alta por la cascada de importaciones y el deterioro de la industria nacional.

Explicó que Colombia estaba dispuesta a abrir la economía lo cual era una decisión que en tiempos modernos, el país tenía que asumir, pero aclaró que hubo dos vectores que incidieron muchísimo porque por un lado se estaba viviendo la Enfermedad Holandesa con la subida de los precios del petróleo de lo cual se benefició Colombia muy a pesar de la cantidad de dólares que recibió y al mismo tiempo estaba el influjo del narcotráfico que actuaba al interior de la economía nacional.

El país estaba inundado de dólares e importar resultaba muy barato y exportar era un ejercicio a pérdida y supremamente difícil, lamentablemente nos quedamos con una economía importadora, concentrada en recursos básicos o commodities, situación que propició la desindustrialización colombiana, que demostró que el problema no fue la apertura económica per sé sino esa combinación diabólica entre liberalización de la economía con una revaluación montada sobre el lomo de la Enfermedad Holandesa”, declaró el señor Pinto Saavedra.

Pinto, quien fuera embajador de Colombia en once países, comentó que ya no existe ese fenómeno petrolero, asunto paradójico porque las quejas eran otrora que los precios no caían y precisó que en algún grado se ha morigerado, no totalmente, la influencia del narcotráfico, luego se devaluó el peso colombiano, indicó, haciendo que en un corto término se pasara de 2.300 a 3.500 pesos por dólar.


Las exportaciones se acabaron

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El nuevo escenario podría ser de mucha ventaja para exportar, pero según el analista, las empresas que exportaban fueron cerradas pues las pequeñas y medianas factorías que vendían al exterior desaparecieron lo cual obliga a un compás de espera que entre otras cosas, no resulta fácil porque hay reconstruir un tejido porque a las personas que la vida las trató tan mal en lo económico, no es fácil animarlas a que vuelvan a emprender o invitarlas a que tomen las riendas.

Manifestó que por fortuna para los empresarios y para el país, las oportunidades siguen estando ahí y muy latentes porque sencillamente Asia es el nuevo eje del mundo y ha ocurrido con este bloque un proceso que los teóricos ingleses han llamado la mudanza de la riqueza y todo porque la opulencia en el planeta cambió de sede, esta se trasteo para el Asia y por eso actualmente el 40 por ciento de los investigadores de más elevado perfil así como los países de más alto crecimiento están allí, y que las economías más prósperas y diversificadas del globo, encabezadas por China están en Asia. Igual, agregó, hay que leer que el fenómeno indio es muy grande y que hay unas economías emergentes como Indonesia, la cuarta nación musulmana más poblada del mundo con una dinámica de crecimiento que oscila entre el cinco y el seis por ciento anual.

En su análisis sostuvo que en ese rango de países asiáticos hay unos que generan múltiples espacios, no solo para las exportaciones sino para los trabajadores colombianos y para las posibilidades de intercambio educativo, cultura, como también para captar inversiones del Asia con destino a Colombia.

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Colombia llegó tarde al Asia

Un aspecto que no tiene ningún tipo de discusión es que Colombia definitivamente llegó tarde al Asia por razones macroeconómicas y por el tema comercial, pero además por una miopía cuestionable y falta de liderazgo nacional, incluidos amplios sectores del empresariado.

Pinto quien estuvo por más de diez años en Asia y recorriendo los prominentes países, debió rogarles a los empresarios colombianos tal y como pasó en India en donde les dijo que era necesario crear vínculos con ese país. A un grupo muy importante del país la insistencia fue máxima para que abrieran el portafolio a este bloque comercial y después del cuarto año de escuchar y saber de Asia hicieron la tarea y dieron el paso para integrarse con Asia. El conglomerado finalmente reconoció que los oídos sordos fueron sinónimo de pérdida de dinero y con el tiempo se instaló una torrefactora de café en Malasia y después cerraron múltiples negocios de tecnología con India y demás, pero en síntesis, reconoció el analista y consultor, el llegar tarde al Asia tuvo un alto costo de oportunidad en Colombia, pero aclaró que el mismo punto fue replicado en otros espacios y también en la dinámica de promoción de inversiones.

En opinión de Juan Alfredo Pinto, a los colombianos les pareció muy difícil persuadir a un indio, a un chino o a un turco para invertir y la sorpresa fue grande porque esas economías, las de Asia, son las que están invirtiendo porque las otras ya estaban en Colombia y lo bueno de insistir es que se logró movilizar un total de 34 empresas indias hacia el territorio colombiano y la cuenta debería ir en 55, pero apenas, dijo el número va en 40.

Consideró que frente a la llegada tarde no hay porque postrar las ambiciones y las metas, pero recalcó que es perentorio poner el pie en el acelerador, con mucha inteligencia y por encima de todo, dándoles visibilidad a los países asiáticos.

En Asia está todo por hacer y urge hacer un trabajo intenso con el ejecutivo y los gremios porque en Indonesia el país fue invitado a un certamen comercial y a duras penas unos pocos empresarios de Colombia se movilizaron y la apuesta sigue porque hay un interés patriótico y el convencimiento que Asia es la dirección correcta. Ahora mismo están en boga los preparativos para celebrar los 40 años de amistad y relaciones comerciales entre Colombia e Indonesia, así como fueron conmemoradas esas cuatro décadas de relaciones entre China y Colombia.

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Hay que avanzar comercialmente con los asiáticos

El ex dirigente gremial y ex embajador, Juan Alfredo Pinto Saavedra, dijo que es bueno que Colombia le dé mayor importancia y celeridad a la integración comercial con los países de Asia y sostuvo que con India hay avances de unos acuerdos de buenas intenciones como un convenio de doble tributación y dejó claro que lo que se quiere negociar es un acuerdo de alcance parcial para evitar que aparezcan temores sobre existencias en lo que sería un acuerdo general, pero estimó que es muy importante dar inicio con un arreglo de alcance parcial que debería concretarse a la mayor brevedad y para eso, afirmó, sería muy urgente consolidar una visita presidencial y de dignatarios que dinamice el proceso y lo mismo debería plantearse con Indonesia.

En sus comentarios, Pinto resaltó la importancia que tendrá un acuerdo de cooperación económica entre Colombia y Japón, pero subrayó que hay que avanzar en esa dinámica del acuerdo marco y de desarrollo en donde se hace visible la voluntad de China, país que erigió un centro cultural en Colombia, con lo que muestra que quiere hacer grandes cosas en Colombia. El prestante analista reveló que hay otros países asiáticos que quieren poner un empeño que los colombianos deben saber aprovechar.

Al hacer una mirada analítica sobre opciones de integración, el experto manifestó que es determinante para Colombia y para la economía internacional el engranaje y el trabajo de MIKTA, la Asociación informal sellada entre México, Indonesia, Corea del Sur, Turquía y Australia, organización creada en 2013 en Nueva York al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas que tiene como finalidad apoyar una gobernanza global efectiva.

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MIKTA, comandada por los ministros de Asuntos Exteriores marca la diferencia con otros bloques históricos porque en él no hay países limítrofes y se trata de economías distintas con productos internos brutos similares, pero hay como particularidad que son muy distantes geográficamente porque están localizadas en diferentes continentes. Para el ex embajador el nuevo grupo articula las potencias intermedias del llamado Grupo de los Veinte, G-20, los países más desarrollados del mundo, pero el nuevo conjunto de naciones quiere, informó Juan Alfredo Pinto, tener una voz independiente, menos subordinada de los supra-poderes y buscan desarrollar relaciones con muchos países, entre ellos Colombia.

Gracias a un foro que organizará la Universidad Externado de Colombia el próximo 12 de marzo por iniciativa de su centro de estudios, este grupo MIKTA será socializado por considerar que es una puerta que se abre y que debe aprovecharse combativamente y con altos niveles de compromiso del empresariado y de toda la sociedad.

Al hablar sobre el Yuan, Pinto dijo que aún no están maduras las condiciones para que eso se dé en el frente cambiario, empero estimó que el mundo llegó a tiempos en los cuales habrá decisiones multilaterales y una nueva arquitectura financiera que se exprese en el sentido que ya no hay una moneda única que reine sino una canasta o formas diferentes de valoración de la apertura monetaria a escala global y de otras.

Un tema que no puede pasar por debajo de la cerca y que ya es motivo de análisis en el mundo es el de la tributación global y la carga impositiva a las transacciones comerciales, de tributos a corridas monetarias y a movidas bancarias internacionales que resultan temas polémicos, pero a la vez muy importantes porque hasta los impuestos se tornarán globales y por ello, dijo , Colombia tiene que profundizar el esfuerzo local, pero para jugar en las grandes ligas del empresariado de nivel internacional.

Una situación que debe analizarse a criterio de Pinto es el de las relaciones internacionales porque allí la tarea es exigente porque así como hay tendencias proteccionistas y de retornar a temas superados, hay otra de las cuales en el cual el mundo se mueve mucho más rápido que la misma capacidad de interpretar y por eso el esfuerzo que debe hacerse en bilingüismo, en desarrollo del capital humano y en una internacionalización muy comprometida de la nación, es de gran calado.

Una oportunidad grande con Asia podría llegar a las pequeñas y medianas empresas pues sin duda el ámbito gremial de la pyme debe tener una mirada muy comprometida con los asiáticos porque ese es sin duda el territorio de la oportunidad.

El destacadísimo ex dirigente gremial insistió en el camino que se abre en la nueva geografía mundial en donde hay no solo prospectiva económica sino en opciones y dinámica a las sociedades. El economista quien tuviera un trasegar de gran relieve en la dirigencia gremial colombiana, cuando aún se creía en la intelectualidad, la credibilidad y el aporte de los gremios, celebró la alianza entre grupos de profesionales de alto nivel que llevan estudiando el tema Asia durante muchos años. En esa importante reunión nació la Red Asia con profesores de distintas universidades, y otras personas muy versadas que unieron fuerzas con la Academia Colombiana de Ciencias Económicas que es nada más y nada menos que el altar intelectual de la gente que hace la ciencia económica e Colombia.

Hay mucho por hacer porque Colombia no puede pretender afianzar crecimiento y progreso con unos TLC que no son prenda de garantía, hoy el país debe cambiar la mirada y diversificar las oportunidades ya que no son muy buenos los pronósticos para muchos sectores. Aún los gremios y el empresariado se preguntan qué pasó o en qué quedó ese vademécum de compromisos firmados al amparo de las negociaciones con Estados Unidos y Europa y lo más apremiante en donde quedaron los documentos y las promesas del “cuarto de al lado” y la ruta que tomaría la agenda interna o de competitividad, pues todo parece indicar que el primer asomo de gran desarrollo se quedó salpicado con los escándalos de Odebrecht. La misma vaina, que cosa.


Publicado en El Diario La Economía el 23 de febrero 2020

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Diego Junca